Todas las empresas e instituciones, aunque no gestionen intencionadamente su comunicación, siempre comunican. Y sus públicos clave y la sociedad en general generan percepciones hacia éstas.
El posicionamiento de la marca y la Reputación Corporativa de una organización —su capital de activos intangibles—son el sumatorio de una serie de percepciones individuales, socialmente compartidas, es decir, estados de opinión generados dentro del cerebro y el corazón de los stakeholders y de la opinión pública en general.
Cuando las percepciones y las actitudes generadas por los stakeholders no son las deseadas, las organizaciones tienen un problema de imagen pública, que puede incluso afectar a la operación de su negocio.
Para consolidar sus valores intangibles, las organizaciones tienen que gestionar su identidad corporativa, es decir, aquello que son y que hacen en su día a día y que expresa sus ejes de identidad, donde radican sus verdaderos valores corporativos.
En este contexto, la Comunicación Corporativa juega un papel social clave y plenamente estratégico en la transmisión.